palma de mallorca Siempre ha funcionado y se ha creído un pueblo. Santa Catalina es el barrio de fuera de la muralla, el que empieza, desde el siglo X, donde se acaba Palma de Mallorca. Su mitad de arriba tenía fábricas de zapatos, ladrillos o cerámica hace cien años, edifi- cios modestos con pretenciosas molduras modernistas. La parte pegada al mar, el Jonquet, es de los pescadores: casas bajas, moli- nos destartalados y un laberíntico trazado medieval. El barrio fue degradándose hasta los años noventa, cuando lo encontra- ron los suecos. Ahora, en sus bares cuquis toman el brunch acto- res de Hollywood como Joseph Fiennes o Mads Mikkelsen (tiene casa aquí), mientras Santa Catalina dirime su identidad entre comercios centenarios y coctelerías del futuro. un barrio de moda donde comer Santa Catalina, por su animada vida social y cultural, fue siempre la excepción tras la muralla. Aquí está el museo de arte contemporá- neo Es Baluard (Plaza de la Puerta de Santa Catalina, 10). Su director, // ENG Santa Catalina, Palma’s latest hot spot, has been home to fishermen, factories, outsiders, and Swedes in its successive incarnations. It’s where all the chefs want to open a restaurant, with its little houses and naïve modernism. Actors such as Joseph Fiennes and Mads Mikkelsen brunch here, not far from a working-class market where caviar is served, while the neighbourhood debates its identity amongst the century-old shops and futuristic cocktail bars.