David Barro, atareado con la próxima exposición de Miró, cuen- ta que “uno de los objetivos es ser un museo empático, ponerlo en relación con su contexto, con la manera de habitar un barrio”, dice. Frente a Es Baluard, el Hostal Cuba (Sant Magi, 1) es algo así como el emblema, el edificio modernista con más empaque. Su Sky Bar es el lugar al que subir para entender en lo que se ha convertido ahora el barrio: el sitio de moda al que hay ir. A unos pasos del barrio están los hoteles HM Balanguera (Balangue- ra, 37), de aire ibicenco, y HM Palma Blanc (Ramón y Cajal, 12), decorado con obras de artistas como Abramovic o Vasconcelos. En su restaurante, Aromata, Andreu Genestra busca la segunda estrella Michelin. “Hacemos una cocina mediterránea con esen- cia marina y mucha despensa de aquí”, explica el jefe de cocina, Edgar Rodríguez. A su espalda, un enorme bisbé de sobrasada le da la razón. Y es que la gastronomía es el plato fuerte del barrio. Daniel Arias, presidente de los sumilleres de Baleares, en la cava del restaurante Santa. // Daniel Arias, president of the Balearic Island sommeliers, in the wine cellar of the Santa restaurant. Arte urbano con plano del barrio y alrededores en la plaza de la Verge del Miracle. // Street art with a map of the neighborhood and surrounding area in the Plaza de la Verge del Miracle. Los molinos de Santa Catalina del s. XVII. // The mills of Santa Catalina from the 17th century.