MALLORCA Getsemaní, que acompañó a Jesucristo en el Monte del Calvario, el Monte de los Olivos y el Huerto de Getsemaní. A su lado crece la Higo Negro, autóctona de Bolivia y testigo del fusilamiento de Ernesto Che Guevara; y unos metros más allá, aparece la milena-ria de Bodhi o árbol de la sabiduría, higuera sagrada del budismo, bajo la cual el Buda Siddhartha alcanzó la iluminación divina. En su tronco, se apoya la imagen de Buda envuelta en una tela ana-ranjada. Retal que los monjes cambian una vez al mes, cuando la visitan y meditan a su vera. un fruto de origen filosófico La profesión de farmacéutico del propietario ha sido un factor decisivo a la hora de convertir Son Mut Nou en un campo expe-rimental donde estudiar y promover la investigación científi-ca de la higuera. Un árbol íntimamente ligado a la civilización mediterránea, a la tierra mallorquina de Monserrat Pons y tam-bién a su propia experiencia vital. Su higuera más pasional es la de un querido amigo que tenía un jardín en Crimea y murió en el primer bombardeo de la guerra. A Son Mut Nou han llegado per-sonajes ilustres movidos por el original proyecto, desde la chef Carme Ruscalleda a la primera dama de Malasia, amante del árbol de la higuera y asidua visitante a la plantación. El sabor dulce y meloso de su fruto, el higo, ha cautivado el paladar de grandes filósofos, pues se dice que tanto Platón como Diógenes eran amantes del fruto de la higuera, al que por otro lado se le otorga propiedades nutritivas, ya que es rico en vitami-na B6, vitamina C y fibra. Hay que tener en cuenta también el aspecto gastronómico del higo: “Nos defendemos económicamente en verano cuando vie-ne la gente a recolectar higos. Les damos una cesta y la posibili-dad de pasar un día agradable y diferente cogiendo los higos que más les gusten”, dice Monserrat, a la vez que muestra orgulloso