© Bernard Bialorucki / Alamy Stock Photo n la eterna Roma, cualquier prodigio puede suce-der: incluso que tres de los creadores italianos que mejor han expresado el alma de la ciudad, Fellini, Pasolini y Sorrentino, no nacieran en ella. Roma es la Ciudad Eterna, sí, pero por más que viajemos a ella, siempre nos sor-prenderá con algo nuevo, aunque tenga siglos de existencia. Aquí nada es lo que parece y, como si de una lasagna elabo-rada capa por capa se tratara, la que fuera capital del mundo clásico tiene mil y una personalidades. Y no hablamos de un modo metafórico. Por ejemplo, quienes decidan alojarse en el hotel Villa Agrippina, en la colina de Gianicolo (en español, Janículo), no lo harán solo en uno de los albergos más lujo-sos de la ciudad; también descansarán sobre el lugar donde se e Los Jardines Vaticanos. ENG // The Vatican Gardens.