No está en ningún plano, ni puede encontrarse en una visita rápi- da, porque solo aparece cuando uno se aproxima a sus habitantes con tiempo suficiente. Es lo mágico de Ciutadella, en Menorca, la ciudad fundada en 1287 desde la que surgió todo el espíritu de la isla. Aquí, la vida trascurre en calma, y el patrimonio no solo está en sus edificios centenarios, también en lo inmaterial que escon- den sus frescos muros. Sin ir más lejos, paseando junto a su puerto, aparece un portón abierto que podría ser de una casa cualquiera: dentro aparece un pequeño museo, con lienzos y maquetas de faros y carruajes menorquines, que resulta ser el garaje del talen- toso artista Sisco Moll cuya familia lleva desde el siglo XVI vivien- do en la ciudad. Tras una vida de conductor y después trabajando en un taller, Sisco encontró la inspiración con la jubilación: a sus 94 años, se dedica lentamente a retratar su isla “para ordenar la vida, el cerebro necesita movimiento cuando dejas de trabajar”. menorca © Pablo Bautista Bettina Calderazzo, galerista de la isla // Bettina Calderazzo, gallery owner on the island