Rolph Blakstad no creció en una casa normal. Era vieja y caótica. Parecía una superposición de rectángulos en aparente desorden. Sus muros eran gruesos y estaban encalados. En los techos había grandes troncos que hacían las veces de vigas. Era una casa ibicen-ca. Su padre también se llamaba Rolph Blackstad, y estaba obsesio-nado con estas humildes viviendas. Dedicó su vida a estudiarlas, restaurarlas y construirlas. Plasmó todo este conocimiento en La casa eivissenca. Claus d’una tradició millenària (Editorial Olañeta). Fijó por escrito lo que hasta entonces se transmitía de forma oral. Expli-có cómo la casa ibicenca gira en torno al potxu, un rectángulo sobre el que se iban añadiendo nuevos módulos a medida que la familia iba necesitando más espacio. Cómo las sabinas, las algas o la cal, abundantes en la isla, se usaban en su construcción. Blakstad padre no solo escribió la tradición oral de la arqui- La casa ibicenca es un ejemplo de fusión con el entorno, como demuestra esta casa del estudio ACS. // The Ibizan house is an example of how a dwelling can blend in harmoniously with its surroundings in this house by the ACS studio.