n letrero advierte al visitante: está entrando en el barrio The Hood. La aldea de Erriadh, situada en la isla de Yerba —la más grande del norte de África—, en Túnez, es como un lien-zo: desde 2014, más de 250 artistas urbanos han intervenido sus muros gracias al proyecto Djerbahood, creado por Mehdi Ben Chei-kh, director de la galería Itinerrance de París. “Al principio, los habi-tantes no comprendían las ventajas”, cuenta Cheikh, “porque no estaban acostumbrados al arte callejero; les preocupaba lo que el artista pudiera pintar en su casa, aunque nadie lo hacía sin autori-zación. Ahora, la mayoría nos piden una obra de arte para sus pare-des”. Tras la iniciativa, gatos gigantes acompañan en el paisaje a los vecinos cuando compran el pan, princesas de cuento les reciben a la entrada de su vivienda y una mano con un ojo les recuerda que “Tus manos construyen lo que tu alma ve” al pasar por uno de los arcos que conforman la tradicional arquitectura musulmana de la aldea. Artistas como Swoon, Inti, David de la Mano o Shepard Fairey firman algunos de estos murales. El proyecto Djerbahood, situado junto a la sinagoga de la Ghri-ba, símbolo de que el mestizaje cultural es parte de la historia de Erriadh, ha disparado el interés en la zona hasta convertirse en el lugar más visitado de Yerba y el cuarto en Túnez, según TripAdvi-sor. Con la implicación esencial de la población, que ha visto cómo se fomentaba la economía, se abrían tiendas, casas de alojamiento o cientos de familias vivían gracias al proyecto. Mehdi Ben Cheikh