solo 80 mm”. Los continuos vientos del Atlántico tampoco ayu-dan. “Hay que proteger las vides con pequeños muros de piedra para que no las desequen, aunque también es cierto que la lluvia que no tenemos es sustituida por esa humedad que trae la brisa marina”. El paisaje de Lanzarote se ve salpicado por hoyos, banca-les, zanjas, parrales o chabocos (grietas en la lava solidificada), dependiendo de la zona en la que crezcan las vides, al norte, en Ye-Lajares; en el centro, La Geria, Masdache y Tinajo. Estas hendiduras en la piedra cuentan con un aliado natural más, el picón, “esa arena volcánica que cubre los campos, mantiene la temperatura adecuada y retiene la humedad del rocío y las esca-sas lluvias”, explica Francisco García, uno de los cerca de 1.900 viticultores que, según el Consejo Regulador, hay en la isla. Ramón Perera también forma parte de ese capital humano © D.R. El Grifo/ Javier Sánchez Martínez Wine bar de El Grifo.// Wine bar El Grifo.